Un revuelto de ideas, pensamientos, y de todo un poco. Producto de una mente absurda y un poco loca.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Y TAL COMO VATICINÉ.......

Llegó el lunes 1 de septiembre y ..... No he empezado a dieta¡¡¡¡ BIEEEEEN.

Bueno, no es que sea bueno, es que era previsible. En fin, para todo hay que estar preparados. Y yo necesito convencerme, mentalizarme, encontrar fuerza de voluntad. He ido al súper a por ésto último y no había, no sé si estaba agotado el producto, o descatalogado. No me lo han sabido averiguar.

Y es que ponerse a dieta no es tan fácil como parece. Al menos para mí. Soy comedora compulsiva. Además soy una comedora emocional. Y eso que eeeeeee?? me preguntareis.
Pues que yo me atiborro de comida dependiendo de mi estado emocional.
Si estoy deprimida, como, si estoy triste, como, si estoy preocupada, como. Si me aburro, como, si me enfado, también como.

Es complicado. Para mi, al menos. Porque para el que no tiene este problema siempre es fácil.
Es odioso escuchar los consejos de los delgados sobre cómo tengo que comer(para adelgazar hay que pasar hambre, eh??), lo que tengo que hacer(cuando te entre la melancolía o el aburrimiento te vas a pasear, veras como no comes), hasta lo que tengo que pensar(se positiva, si quieres, puedes).

La verdad es que es mi asignatura pendiente, se que depende de mí, que soy la única que puede obligarse a levantarse del sillón y echar a andar. Que es lo más complicado, empezar a moverse. Motivaciones no me debían faltar, tengo dos hijas preciosas y estupendas por las que debía animarme, y un marido que me apoya en todo o casi todo. (Digo casi todo, porque le he dicho que se ponga a dieta conmigo y no quiere, así que es el casi que me falta.)

Con respecto a mi compulsión es más difícil de llevar. Cuando me dan esos ataques no pienso. Imagino cómo se debe sentir un adicto a las drogas o al alcohol, porque yo soy una adicta a la comida. Me da igual la que sea, dulce o salada, cruda o cocinada, verduras, carnes o pescados. Cuando me da ese ataque no pienso en qué comer, sólo como. Abro el frigo, el armario, el horno, y la basura si hace falta. Si, si. La basura, si no tengo nada en los demás sitios, miro lo que ha sobrado de la comida o cena, y que hemos tirado. Y me pongo a comer como si no hubiera un mañana,  a dos manos, la boca llena, tragando a veces sin masticar, incluso llorando.

Horroroso, verdad?? Pues imaginad para mí. Cuando ya estoy atiborrada, y mi cabeza lúcida y me doy cuenta de la barbaridad que acabo de hacer. A veces hasta el estómago me duele tanto que tengo que vomitar. No siempre, si no, no tendría este problema de obesidad mórbida.

Se dice que las adicciones son enfermedades, sin embargo, la adicción a la comida no está considerada como tal por la gente en general. Así como a un alcohólico o drogadicto se le suele tener pena, a un/a gord@(vamos a llamarlo por el nombre que todo el mundo tiene en mente) con este problema se le considera que tiene la culpa de estar así. Todo el mundo critica a los/las gord@s, se permite decir que son asquerosos, se ríen de ellos, y si además tienen alguna enfermedad consecuencia o no de su gordura, se piensa que se lo ha buscado.

No hay tregua para un/a gord@: no se puede dejar de comer porque te morirías de inanición, así que se prueban mil y una dietas, todas fracasos absolutos. Tampoco la moda acompaña mucho, si quieres ir acorde a tu edad y peso, necesitas una nómina y media porque la moda para gord@s es cara. Y si no irás acorde a tu peso pero no a tu edad, porque los fabricantes de ropa de saldo han relacionado gordura con ser muy mayor y hortera.

Las dietas son otro caso aparte. A día de hoy los/las gord@s somos un negociazo. Cuántos genios no se han hecho de oro inventando dietas de lo más raras, nada científicas pero que si parecen médicos los que las escriben o avalan son la leche. Y siempre caemos, o bien con la promesa de perder peso en poco tiempo o de no pasar hambre.(Lo único que perdemos es dinero, tiempo, esperanza y a veces la salud)

A día de hoy, sólo dos métodos me han servido para algo, y no son ninguna fórmula mágica, puesto que los dos se basan en lo mismo, comer menos y moverte más.

Uno es el método de los puntos. En principio llamada Weight Watchers, ahora Entulínea, y que además complementan ayuda grupal(que es justo lo que un/a gord@ necesita, hablar de su problema y comprensión por parte de gente que pasa por lo mismo). El método es lioso en un principio pero cuando llevas un tiempo está bien. No te prohibe ningún alimento(la pesadilla de un/a gord@), y hay muchos alimentos que no son necesario pesar, casi la mayoría, lo que la hace muy atractiva.

El otro es el método de La Báscula, un programa de Canal Sur, que ya va por la 3ª temporada, y que enseña los hábitos saludables que todos deberíamos seguir: dieta saludable y ejercicio.
Es más fácil que el anterior, porque no tienes que contar puntos, aunque si tener cuidado con las cantidades que se come y andar pesándolo todo.

De todos modos, aunque son dos métodos para mí muy recomendables, tengo que reconocer que también han generado un negocio. El primero es negocio en sí, ya que para hacerlo bien es recomendable apuntarse a las reuniones, comprar el método y demás. Lo bueno es que da resultado.
El segundo, es un programa de la tele, pero también han puesto a la venta los libros, aunque no son tan caros, y el programa ayuda mucho. También en el blog de Canal Sur, hay acceso a los expertos, y menús.

Yo reconozco que  tengo  ambos métodos(así como libros de cien mil dietas más, a ver si se hace el milagro desde la librería), y quiero ponerme manos a la obra. No se ni cuando, ni como, pero quiero y debo.

En cuanto encuentre en el súper la dichosa fuerza de voluntad.

Besos

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